Volvía de pedir la cuenta en la barra de la pizzeria, el bullicio a esa hora era normal, la muchachachada salía de los pubs y bailes directo a comer pizza y tal vez a beber la última de la noche. Esa pizzeria permanecía abierta las 24 horas, según dicen nunca ha cerrado desde que abrió sus puertas por primera vez. Ella estaba dormida con su cabeza apoyada en sus brazos y sus brazos apoyados en la mesa. Observándola camino a la mesa de pronto sintió que el ruido había desaparecido, esa era la paz que ella le transmitía. Se volvía natural, era ella dejándose ser. Cada gesto y cada comentario eran sus impulsos más naturales. Las golondrinas emigrando, la lluvia cayendo, los grillos cantando o un volcán en erupción. Impulsos naturales, su electricidad fluyendo a puro sentir y todo eso pasaba cuando estában juntos. En ese momento él no lo sabía, todo seguía una corriente que no mostraba ninguna posibilidad de cuestionar o pensar justamente todo eso que pasaba. Simplemente pasaba y nadie lo sabía. Era como el apostrofo de "Levi's", está ahí y nadie lo cuestiona y queda magnífico, esos impulsos naturales simplemente pasaban. Una vez leí sobre dos personas que se hablaban siempre y hablaban de todo sin decir nada pero detrás de todo ese palabrerío se decían "te quiero y me preocupo por vos" y ninguno de los dos lo sabía, o lo sabían y preferían no decirlo, quién quiere saber cómo se encuentra el gato dentro de la caja? Se acercó a la mesa para avisarle que era hora de irse, el sol ya estaba pleno y los rostros de la muchachada presente dejaban ver lo que había sido la noche. Cuando le tocó el hombro para despertarla se derribó una máxima sobre la paz. Por lo general romper con la paz significa generar un conflicto, lo contrario a la paz. En este caso la paz que le transmitía su soñar se rompió develando unos ojos de pronto perdidos que se encontraron cuando lo vieron, unos ojos que recién volvían de soñar y se abrieron justo delante de él y pudo ver el universo. Esa ruptura de la paz era como "el amor después del amor" pero no era amor, es el concepto de algo elevado al cuadrado, era la paz transformada en algo mucho mejor, en ese momento algo nuevo se creaba en el universo. Pero él no lo sabía, no sabía del gato y mucho menos de la caja, lo sentía pero no tenía palabra, era algo nuevo en el universo, algo que se creaba cuando estaban juntos, abstracto y químico a la vez, rozando lo metafísico. No lo sabía pero cuando lo supo, supo que eso que sentía existía desde el origen del universo y tal vez es esa fuerza elemental la que los tiene unidos, ese cúmulo de energía que se creó en el big bang manifestándose en ellos dos, tal vez su propósito sea esa interacción ancestral que por antigua y poderosa es tan sencilla y natural.
sábado, 5 de septiembre de 2020
miércoles, 29 de julio de 2020
Prision heart
"Ella solía tener ideas un poco extrañas como por ejemplo cuando me contó aquella vez que creía que sí dos personas se pensaban, una a la otra, al mismo tiempo, una estrella nueva se creaba en el cielo. Por más antinatural que eso sonara a ella no le importaba compartir ese tipo de pensamientos conmigo. Estas ideas no salían desde su ingenuidad, era como ponerle una almohada de plumas a la dura realidad de esa época, cómo suavizar las cosas. La guerra duraría unos años más y las noticias eran catastróficas entonces nos distraíamos mirando el cielo o inventando historias. Ella estimulaba mi imaginación y por momentos nos íbamos de paseo y nos alejabamos del mundo solo con mirarnos a los ojos, creando estrellas."
La escritora dejó el lápiz junto a su cuaderno y encendió un cigarrillo. Todavía seguía pensando en esa persona a pesar de que ya había escrito una montaña de cosas. Y se preguntaba si esa persona pensaba en ella también. No tenía formas de saberlo. Su consuelo siempre era el mismo.
—Estamos los dos en el mismo planeta.
Con la inmensidad del universo y la variabilidad del tiempo se sentía afortunada de coincidir con esa persona en la misma época y en la misma ciudad. No sabía ni su nombre ni conocía su cara. La realidad era que aún no la había conocido pero sentía que no podía estar sola para siempre. Sabía que en algún lugar de esa ciudad había alguien para ella. A veces la imaginaba y hasta dibujaba su cara en los bordes de su cuaderno. Algunas veces hasta inventaba su nombre.
Una sensación de ardor la sacó de sus pensamientos, el cigarrillo se había consumido en sus dedos y se había quemado con las últimas brasas de tabaco que lentamente quemaban la colilla. Apagó lo que quedaba del cigarro y tomó el lápiz nuevamente.
"De pronto empezó a llover, la lluvia que caía era una especie de prólogo a la tormenta que se avecinaba. Robin se encontraba a unas cuantas cuadras del hotel y presentía que la tormenta iba a llegar antes de que llegará al hotel.
—Maldita seas —maldijo Robin —por elegir un hotel alejado del centro, debería haber escuchado a Mike.
Su amigo Mike le había recomendado un hotel cerca de la calle principal de la ciudad pero Robin necesitaba tranquilidad por ello había alquilado una habitación en una especie de hotel que parecía más bien una pensión de las que hay en la ciudad vieja de la capital. La muerte de su pareja a causa de una enfermedad terminal la había dejado exhausta y decidió tomarse unos días afuera.
—Demonios —gritó Robin —mañana voy a leer el pronóstico del tiempo, nuevamente no me va a pillar el mal tiempo en la calle.
Recordó haber visto a unas pocas cuadras hacia el sur un pequeño bar que podía servirle de guarida hasta que la pase un poco la tormenta.
Debido a la intensa lluvia no se veía mucho excepto por las luces de los autos que pasaban por la calle y un pequeño cartel de luces de neón rojas y azules con la palabra bar. Desde afuera el bar parecía una casa común, el cartel de neón era la única evidencia de que allí se encontraba un bar. La puerta chilló cuando Robin la abrió para ingresar rompiendo con el clima que reinaba dentro del antro. El clima era espeso por el humo de los cigarros y la humedad típica de esa ciudad.
El lugar era pequeño, Robin no miro mucho alrededor. Solamente quería esperar a que termine la tormenta; la mesa de billar estaba vacía y solamente había un pareja de enamorados compartiendo una botella de vino en una de las mesas que tenía el bar. Robin se dirigió a la barra, detrás estaba un hombre de estatura media con un cuerpo grande, con la mirada tosca, un par de pelos mal peinados en la cabeza y un bigote que parecía un arbusto que escondía la cara de una persona que por sus rasgos parecía italiana.
—Estos Italianos están por todos lados en esta ciudad —pensó Robin.
Tomó asiento en uno de los bancos que había junto a la barra que al igual que la puerta necesitaba un poco de aceite.
—Que va ser Sra.? —preguntó el barman con un acento tan italiano como la pasta con salsa.
—Whisky, irlandés si tiene por favor —respondió Robin.
—Hielo? —dijo el barman.
—Si, dos piedras por favor —respondió Robin.
El barman se dio vuelta y desde la estantería tomó una botella. Giró nuevamente, tomó un vaso y lo apoyó en la barra en un movimiento casi ensayado.
Robin pensó que el bar llevaba abierto hace mucho tiempo.
—Usted no es de por aquí, verdad? —preguntó el barman mientras servía el whisky.
—Verdad —respondió Robin evidenciando que no quería platicar mucho.
El barman le arrimo el vaso a Robin por la barra de madera dejando en la madera, debido al hielo, la huella del vaso. Robin con la manga de su abrigo quiso secar la madera pero el barman lo anticipó, con un trapo viejo y sucio secó la barra.
—No se preocupe, muchas gracias —dijo el barman
—Disfrute su trago.
Robin asintió con la cabeza.
El bar era un lugar tranquilo a excepción de los enamorados que se encontraban allí, se escuchaba como se susurraba cosas amorosas el uno al otro. A Robin eso no le molestaba, se encontraba mirando fijo su vaso cuando de pronto el mismo ruido de cuando ingresó inundó el lugar.
Robin giró su cabeza y se encontró con una persona un tanto bajita con pelo castaño oscuro hasta los hombros y ondulado que chorreaba agua dejando todo el piso mojado.
—Espero que no le moleste el enchastre que estoy haciendo —le dijo al barman mientras se sacaba su abrigo.
—No se preocupe —respondió el barman.
Colgó su abrigo en el perchero y se acercó a la barra. Robin la vio pasar por detrás suyo y no pudo evitar girar y mirarle a los ojos para encontrarse con una de las caras más agradables que había visto en los últimos meses. Habían pasado 4 meses desde la muerte de su pareja.
La extraña tomó asiento junto a Robin y le dijo:
—Acaso se va a quedar mirándome toda la noche, inviteme a un trago.“
La escritora dejó el lápiz junto al cuaderno y encendió un cigarrillo más. Por unos minutos se quedó contemplando en silencio la luz de la vela.
—Qué atractivo es el fuego! —pensó —pero quema.
En esos segundos la tristeza la invadió nuevamente.
Si bien tenía esperanzas de encontrar a alguien se sentía desafortunada en sus momentos de crisis. No podía continuar escribiendo sobre aquel encuentro en el bar porque no se podía imaginar tal situación. No la podía sentir. Su último intento de conocer a alguien había fracasado por no poder olvidar su pasado.
Apagó el cigarro en el cenicero, tomó el lápiz y escribió la palabra "fin" en la hoja.
lunes, 27 de julio de 2020
D for.
No está bien, está sufriendo, de noche llora y no puede dormir. Hace más de un año que no puede dormir bien. Durante ese tiempo a intentado restablecerse pero realmente no recuerda cuándo fue la última vez que se sintió bien, como para tener una referencia de un punto de inicio.
A veces se pregunta hasta cuando va a durar ese estado y la verdad es que le asusta la respuesta. Ha escuchado personas decir que dura toda la vida y que hay momentos buenos pero que siempre uno termina sintiéndose mal.
Es como tener un huésped en la mente. Como un tumor sentimental. Hay momentos en los que se encuentra tranquilo y no molesta pero son muy pocos. Cuando se activa es un eclipse. Es una tormenta. Tiene fuerza natural y dominio de todo el organismo.
"Para que te vas a levantar? No tiene sentido. No vas a dormir hoy, ni mañana, ni pasado, tal vez nunca. Bueno ya sabes que tenes que hacer para que esto termine. Recuerda que vos tenes la potestad de ponerle fin. "
Cuenta que ese huésped es muy irónico y que eso le da miedo. Qué le parece graciosa la situación. Lo daña desde las ideas. Lo confunde. Lo marea y lo tumba. Y se queda en el sillón horas y horas mirando la pared preguntándose hasta cuando va a durar.
Hay días en los que intenta ser positivo, limpia un poco. Cocina, come y el día parece ser un día de esos que tiene el resto de las personas. Pero cuando hay calma, silencio y oscuridad puede oír a su huésped hablarle y preguntarle cosas.
Siempre está molestándolo. No puede hacer otra cosa que aceptarlo, acurrucarse y hacerse lo más chiquito posible hasta que se calle, hasta que se calme y lo deje en paz.
Demora pero al final se calma pero el pobre queda en un estado de nervios que lo deja letárgico. Llora, tiembla, se araña, fuma y así es como la va llevando. Tiene esperanzas porque recuerda que fue fuerte. Recuerda que alguna vez lo fue o se creía fuerte.
Ahora no se lo puede ni imaginar. Está débil y está triste. Yo lo veo y parece que tiene un plan o que está esperando una ayuda divina o alguien que lo sacuda cuando su huésped le empiece a hablar.
Es la impresión que me da cuando se sienta, con esa mirada de convencimiento y proyectiva, en la mesa del rincón mirando a la ventana. Es la única mesa que no tiene luz. Siempre pide lo mismo, whisky con hielo, toma bastante y me preocupa.
Esa mesa es de él. Nadie la ocupa porque tiene una pata floja y la mesa se mueve pero a él no parece importarle, no le importa. Está pensando en otro lugar en otro tiempo. Me parece que no está acá. Parece un holograma.
Cuando lo conocí ya estaba roto pero era joven y tenía un deje de luz en su presencia aunque siempre rodeado de una penumbra grisácea.
Ahora los espejos lo castigan y la postura le cambia. Solamente espero que me pague lo que me debe. Después que haga con su vida lo que quiera. Bah, si eso es vida.
----Un reloj de arena que se gira justo antes de terminar---
Consciencia enfermiza empotrada en la vigilia
Retumbante calvario
De la oscuridad tomando forma
Aferrándose a la vaga existencia
En una simbiosis de pieles desgarradas
Sombras vaporizadas incorporándose en el cuerpo
Cuestionan los pasos
Las huellas que quedan en el barro
De ese pantano mugriento que es atravesado
Es un vacío estruendoso
Es una oscuridad espesa
El aire tiene el peso de los pasos que se han dado
Descalzo pisando un suelo hostil
BLACK OUT
domingo, 26 de julio de 2020
IMPULSO
Las marcas en la piel
Las grietas que dejan los movimientos abruptos
Picasso
Horus
Notevayastanrápido
Notevayastanrápido
Una emoción brutal se expande
(las gotas que caen desde el techo viejo y comido por la humedad forman un inmenso charco junto a la cama)
Con el último suspiro pide clemencia
(una luz que titila en una cueva repleta de oscuridad combate en las penumbras contra la nada misma)
Aunque el dolor es fuerte
(el viento empuja y sacude. La lluvia corta la piel y el frío quema en las heridas)
Estaba pensando en volver a repetirlo.
—No es una persona muy alta, es más bien bajita. Su pelo le llega casi a la cintura y le baja en simpáticas ondas desde su cabeza por su espalda hasta su cintura. A veces usa lentes, es tan linda con ellos o sin ellos. ¡Cómo deseo hacer el recorrido de su pelo con mis manos! Sueño con ella, ¿sabés Bucks? Todas las noches desde que la vi y solamente la vi una sola vez. ¿Ya te hablé de sus ojos? Sus ojos son como el ojo de Horus, ¿recuerdas Bucks? El ojo de Horus que estudiábamos en historia en el colegio. Y no solo por la forma tan agradable de ver. Sospecho que también tiene los poderes mágicos del Udyat…
Y no hubiera nada especial en un par de ojos si no fuera por sus cejas, dos líneas trazadas por el mismísimo Pablo, Bucks tú sabés. Esas líneas sin despegar el lápiz del papel, desde el principio al fin. Parecen dos pajaritos dibujados volando desde el mundo de sus ojos hacia el cielo de su cabeza, de sus ideas. Le gusta leer, ¿a quién no? ¿verdad Bucks? También se mueve dentro de las artes plásticas, dibuja y pinta. De su mano salen historias muy interesantes. Realmente tiene mucho carisma. Bucks, ¿te dije que era una persona muy interesante? Tiene una forma de pensar muy interesante, en sus tiempos libres absorbe mucha información de muchos temas. Apuesto a que podrías hablar horas con ella que no te aburrirías Bucks.
—Te he estado escuchando Robin —bromeó Bucks —solamente le falta volar a la muchacha.
—Bucks, viejo y querido amigo —respondió Robin mientras apagaba el último cigarro de su caja de 20 en el cenicero —ella vuela, en ella está la puta realidad mágica de los libros.
Volar
Volar
Alas
A las alturas de tu nombre
En las alturas diré tu nombre
Y el cielo responderá con luces de sol reflejadas en las nubes
Rosa, celeste y blanco
Los colores de tu nombre
Como la flor
En un atardecer de verano a las orillas del mar
Cerca de donde te gusta estar
Y eso fue un impulso
Y el pulso que cambia el ritmo
Cuando en mi cerebro se escribe tu nombre
Se pinta de tu color
Y baja en eléctricas señales hacia el corazón
Que me falta el aire
Que dije tu nombre y que el corazón late más rápido
Que rápido se vayan las letras
Que se desarme la palabra
Que se rompa el lenguaje
Pero que mi cuerpo entienda que hay códigos que no hay que escribir
Y que va a volver a repetir
Con el impulso
Con el cambio de pulso
Como una pulsión
Cuando te vuelva a ver
Y a repetir
viernes, 24 de julio de 2020
ASILO
Con las nubes se fue
Me acompañó en la tormenta
Fue calor en el frío
Rojo
Lentes
Gris
Tu pelo
Perro chico
A los hombros
Puerta
Cocina
Heladera
Me dejaste pasar
Sommier sin patas
Tacho de basura
Sillón lleno de ropa
Libros
Ducha
Dicha
Mensaje
Masaje
La excusa
El cansancio
Una guitarra
La música
El deseo
Motivos
La soledad
El miedo
Lo estático
Las voces
Las preguntas
Las respuestas
¿Dónde están?
Y los otros
Diferentes
Mismas ecuaciones
En la vereda del frente
Los árboles
Los pájaros
Las sombras
El viento
El campo
Las arañas
Las piedras
La noche
Las estrellas
Los grillos
El gallo
El sol
El café
El cigarro
El sexo
La cama
El sexo
La ducha
El sexo
El cigarro
El cenicero
El adiós
Daba vueltas en la cama, de un lado a otro, a veces quitaba algún mechón de su pelo de su cara, pero esa no era la razón por la cual no podía dormir.
Cuando estamos perdidos dando vueltas de acá para allá y nos cansamos y necesitamos parar, algunas veces paramos en lugares equivocados en la necesidad de descansar y poco nos importan las razones por las cuales nos fuimos, pero es un lugar conocido. No es resignación. Es practicidad. Es buscar un asilo momentáneo. Una noche de descanso de este viaje de soledad en una cápsula de mentiras y de despreocupaciones.
Giró hacia el lado de la pared, tomó el celular que se encontraba conectado al cargador, busco el contacto prohibido y escribió:
—¿hola, estás?
Inspirado en la canción Asilo de Jorge Drexler. Pero en la versión con Mon Laferte pero en la parte que ella canta y toca su barriga
EL LÍMITE
Un zumbido me despierta
no recuerdo cuanto tiempo pasó desde que mis ojos se cerraron
Desde el fondo puedo ver los últimos rayos de luz rebotando por las paredes de barro
Y ya se puede ver entre el polvo la estrella que todas las noches miro
La que tomo como referencia
Todo se matiza con la oscuridad, el negro se vuelve protagonista del tiempo que ha pasado y pasará
Me pongo de pie. Me envuelve la oscuridad, me abraza, me
Tambaleándo busco la pared, parece que no llego nunca
Camino unos pasos hacia adelante, levanto mis brazos y por fin apoyo mis manos en la pared
Busco sentir algo y por fin
Mis manos pueden sentir los rasguños en el barro, cada grieta, cada trazo, la textura invisible perdida en el silencio se vuelve visible con cada pedazo de barro que cae al suelo
Estoy parado en el límite, en el final
mis dedos se hunden en ellas y puedo sentir los sueños de esperanza perdidos entre las uñas de los que intentaron soñar y miraron hacia arriba
Intento escalar pero mis manos, las mismas que se mezclaron en las grietas y rasguños resbalan y vuelvo a caer
El golpe rompe con el silencio, la caída fue corta pero vuelvo a sentir que estoy en el límite
Tirado en el suelo puedo ver la salida y mi cuerpo reacciona, mis extremidades se fortalecen y en un solo movimiento mi cuerpo está erguido nuevamente
Esta vez mi cabeza apoya la pared, estoy muy cerca del barro y puedo sentir el olor a tierra y agua
Está vez estoy mejor
No lo puedo ver pero el dolor que genera la tierra debajo de mis uñas es el esfuerzo, es intenso como un fuego es sangriento como una guerra
Es la guerra que quema y sangra desde mis dedos hacia el suelo y cae gota tras gota salpicando el límite y perdiéndose entre la tierra
Intento nuevamente trepar el barro y con la fuerza de mis piernas tomo impulso y mis manos como garras se hunden en el barro y rompen viejas grietas para crear nuevos sueños, mis sueños que en la total oscuridad se aferran al barro y se mezclan con la tierra y el agua y la sangre de mis dedos
Logro trepar unos metros, solamente puedo ver la salida pero la fuerza no es suficiente y vuelvo a caer dejando rastros de mi esperanza en rasguños y marcas que se alejan a medida que voy cayendo
La caída es más alta me preparo en vano para el inminente golpe con el límite, con el final
Mi cabeza golpea con la tierra y desde mi nuca hacia mi cintura corre un frío estremecedor intensificandose en cada hueso de mi columna
Mis sentidos se pierden y grito en vano sin poder escuchar nada
Inmóvil y casi inconsciente solamente me puedo preguntar
Hasta cuando va a durar la noche?
Y todo desaparece menos el límite, menos el final
El Mago
En la mañana, tomar un mazo de cartas de tarot y elegir un arcano, mirarse al espejo y escribir sobre lo que sentimos.
El Mago
La primavera había terminado hacía unas semanas, los días comenzaban con un sol que calentaba la tierra, los restos de las heladas de la noche brillaban en los rosales que adornaban la ciudad, se derretian y bajaban transformándose en gotas de agua en una hermosa danza entrelazándose con el tallo y culminaban con los atardeceres gélidos que endurecían las superficies de las cosas marcandolas con grietas, la ciudad parecía de metal cuando el sol se iba por el horizonte.
Como alivio emocional por las noches estaba la luna comandando el nocturno firmamento con algunas estrellas como testigos de su solemnidad. El mago la miraba todas las noches.
La luna bajó a la tierra
Y le susurró al oído:
—¿Por qué me mirás tanto mago?
—Me recuerdas a alguien.
Le dijo a la luna
—¡No te vayas luna! —exclamó el mago.
—¡Quédate conmigo luna!
—No puedo, mi lugar es en el cielo.
Dijo la luna.
Y la luna se marchó.
De repronto tuvose una ideológica maravilloescenica. Se preguntonces, no seráke nuestras conscientudas son misionescas cerebroespaciales galacticosas?
Galactiglucosas cañaverales, empezon. Veraniegas que es así. Pero apenas sentiste que los nóveles de azúcares berboleteaban todos con bes largas sentiste la conectividad conectora conductista que existiose en el momentón momentáneo instantáneo de los rayos rayando el éter. La distanciosa ubicándonos. Y no te pudiste resistir. Entese momentáneo notamosnos que tua vías venidome por mi. Paraentonces estabami esperándote sin saberlo del todo.
—¡Cómo está para una birra! —exclamó.
—O un vino.
—O se fue.
—¿Volvió?
—No.
—¿Volverá?
—No lo sé.
—Mejor una birra.
—Dos, mejor dos.
—Y siempre son dos.
—Que dicen estoy solo siempre por vos.
—Donde haya espacio para los dos.
—De a dos mejor.
Escribo sobre lugares en otros lugares. Es que los lugares me hacen acordar a otros lugares.
Lunares
Luna
Res brava
Carne huesos y piel.
¿Alma?
Alma si
Almacén de emoticones
En la prehistoria quedaron las emociones.
Cretácico terciario destruido y avasallado
Meteorito cometa halley motorizado
Toca fondo y sale a la orilla cada 75 años aproximadamente
—Mente
Menta
Menta menta
Mojito mojito cubano
Tragos tequila
Mexico Yucatan
You can't
Península
Impacto
Crater
Creator
porción septentrional de mesoamérica
Porción parte de mi
Parte
Hacia el infinito y vuelve a empezar
Y vuelve a impactar
Y vuelve a destruir
Y vuelve a construir
Crear
Y vuelve y vuelve a empezar
Never ending story
Todo aquí es repetición
Por allá el final
Y del otro lado el comienzo
Uroboros
Etorno reterno
Eterno retorno
Nietzsche, Schopenhauer y Zaratustra
Zaraza del superhombre
Viru viru de cómo se juega
Tiki tiki intergaláctico
Realismo mágico
Gabriel, García y Márquez
Más que cien
Millones de
Millones
De años a oscuras
Millones y millones de estrellas
Que alumbran esa soledad espacial.
Ni imágenes se escuchan
Ni ruidos se ven
Ni Ryu ni Ken
Ni ningún fighter puede vencer
Siempre se vuelve
Siempre se vuelve a caer
Siempre se vuelve a levantar
Y ese ciclo es inmortal
Mortal kombat
Fatality
Finish him.
Notas del autor:
Este texto surge a partir de experimentar con el dadaismo literario, el tema de fondo son los ciclos y las repeticiones, la renovación contrastada con el letargo sentimental de los enamorados idealistas que buscan consuelo por las noches, inalcanzables por esa regla y sentenciados a ese letargo sentimental crónico. Temas tratados desde los colores y la representación de la carta "el mago" del tarot.
EL PAÑUELO
Dos personas se encuentran en un baño.
EL PAÑUELO
—Te ves maravillosa esta noche L —comentó Mikkel mientras la tomaba de la mano.
—Muchas gracias Mikkel —dijo Lilly —como siempre. Aún no te has acostumbrado después de tantos años juntos?—preguntó Lilly bromeando.
—Es que todos los días descubro la belleza en ti amor mío—respondió Mikkel mientras miraba a Lilly a los ojos.
Lilly comenzó a sospechar que algo extraño estaba ocurriendo.
—A qué se debe todo este derroche de dulzura y romance querido? —preguntó Lilly un poco curiosa y ansiosa por saber a qué se debía el dulzor de las palabras de Mikkel.
Mikkel no podía disimular sus nervios.
—Querida Lilly, yo quería preguntarte una cosa. Hace tiempo que nos conocemos y yo quería…
Mikkel se detuvo de repente.
—Lilly yo… tengo que ir hasta el baño, vuelvo enseguida.
—Esta bien amor —dijo Lilly —aquí estaré esperando.
Milkkel se levantó de la mesa y se dirigió hacia el mozo que unos minutos antes les había llevado el menú a su mesa.La mesa que había reservado hace una semana, les había pedido una mesa especial cuando llamó al restaurante para hacer la reserva, alejada y con vista hacia la ciudad. El restaurante se encontraba retirado de la ciudad, en una colina que tenía una vista espectacular de la toda la costa de la ciudad.
—Disculpe caballero —le dijo Mikkel al mozo.
—Señor, en que lo puedo ayudar? —preguntó el mozo —ya saben que van a ordenar?
—No, aún no hemos decidido —respondió Mikkel —quería preguntarle dónde está el baño.
—Al fondo a la derecha caballero —dijo el mozo mientras señalaba hacia el pasillo que se encontraba al final del salón.
—Muchas gracias —dijo Mikkel y se retiró al baño.
Mikkel se dirigió hacia los sanitarios del restaurante. El baño estaba vacío excepto por una persona que estaba en uno de los dos privados que tenía el baño además de los tres urinales clásicos empotrados en la pared de azulejos azules. Mikkel se paró frente al espejo del lavamanos cuando el hombre del privado salió.
—Me permite usar el lavamanos estimado? —le dijo el hombre a Mikkel —y si va a utilizar ese baño debería utilizar el papel higiénico del otro privado ya que no queda más.
Mikkel asintió con su cabeza y se paró a un lado mientras el hombre lavaba sus manos. El hombre cerró la canilla y comentó que era un buen restaurante y que valía la pena moverse de la ciudad hacia la colina mientras secaba sus manos con una toalla de papel que se encontraba en el lavamanos. Tiró la toalla a la basura y se retiró.
Mikkel tomó su lugar frente al lavamanos y se miró al espejo nuevamente. De su bolsillo sacó una cajita que era el estuche de un anillo y comenzó a hablarle al espejo:
—Lilly —Mikkel aclaró su garganta, puso la frente en alto y continuó —yo te amo y quiero preguntarte si te gustaría casarte conmigo.
Imitando el gesto de ofrecer el anillo a su amor con el mismo en el espejo continuó con el ensayo. Guardó silencio unos minutos y continuó:
—No no —se dijo mirando al espejo —mejor sería "Lilly te amo, quieres casarte conmigo? Si si. Mejor así.
Mikkel guardó el estuche en su bolsillo, abrió la canilla, mojó sus manos y lavo un poco su cara. Tomó la última toalla que quedaba en el lavamanos, secó su rostro y sus manos y arrojó la toalla a la basura.
Se estaba retirando del baño cuando llegando a la puerta debido a los nervios sintió la necesidad de usar el baño. Dio media vueltas y se dirigió a los urinarios.
Se paró en el urinario del medio de los tres que se encontraban en la pared frente a los privados. Bajó la bragueta de su pantalón azul marino que había comprado especialmente para utilizar esa noche cuando un individuo de unos 40 años ingresó al baño.
El individuo pasó por detrás de Mikkel y se paró en el último urinal. Mikkel sintió el ruido de la bragueta de su acompañante pero no le dio mucha importancia.
En el baño reinaba un silencio absoluto que fue roto por el ruido de las pastillas desinfectantes típica de los urinarios.
El hombre comenzó a realizar el típico movimiento de sacudidas que hacen las personas que usan los urinarios después de que terminan de usarlo.
Mikkel estaba terminando de hacer lo suyo cuando notó unas gotas en la pierna izquierda de su pantalón azul marino, un poco más abajo de la rodilla se podían ver 4 gotas; dos eran grandes, tenían el tamaño de un cereal y las otras eran pequeñas pero igual se notaban.
Mikkel reaccionó inmediatamente, giró hacia su derecha ante la sorpresa del individuo que con cara de asco veía como Mikkel sacudía las últimas gotas sobre su pantalón.
—Pero qué es lo que haces? Acaso te has vuelto loco —le recriminó el hombre a Mikkel.
—Que yo me he vuelto loco? Tu empezaste mira como me has dejado el pantalón —respondió Mikkel mientras enseñaba las 4 gotas en su pantalón.
—Eso no he sido yo, habrás sido tú mismo por lo torpe que eres —le dijo el hombre enojado —mira como me has dejado el pantalón loco.
—Qué has dicho? Encima eres un atrevido — dijo Mikkel.
—Yo desubicado? Tu abres demasiado las piernas para orinar, te paso por no respetar los límites, tu pie estaba de mi lado. Además no deberías haber usado el del medio deberías haber usado uno de los costados estando vacío —comentó el hombre.
—Que yo he sobrepasado los límites? Tú que no sabes orinar como un adulto que salpica para todos lados como un niño — respondió Mikkel —bueno hombre vamos a ver como nos limpiamos.
El hombre abrió la canilla, mojó su mano y luego refregó las salpicaduras hasta desvanecerlas.
Mikkel imitó a su acompañante y cuando se dispuso a cerrar la canilla se rompió un caño y empezó a despedir agua hacia todo el baño mojando a los dos.
—Demonios, me has meado y ahora me mojas. Acaso te hecho algo? —preguntó el hombre irónicamente.
—Pues te jodes. Todo esto es por tu culpa —contestó Mikkel.
Los dos se encontraban bastante mojados como para presentarse a sus respectivas mesas. Mikkel no podía pedirle casamiento a Lilly en ese estado. Ya habían pasado unos 10 minutos desde que se había levantado de la mesa y se estaba preocupando por Lilly. Necesitaba al menos secarse la cara.
—El papel higiénico de los privados! —dijo Mikkel como si hubiera descubierto las leyes de la matemática cuántica.
El individuo miró a Mikkel y se adelantó a abrir la puerta de uno de los privados pero se encontró con la sorpresa de que no había más papel. Entonces Mikkel se apresuró a ir hacia el otro privado, el individuo lo empuja y comienzan a forcejear para ver quién llegaba primero al privado. Mikkel logra zafar de las manos del individuo y llega al baño. Ingresa y solamente había unos 20 centímetros de papel higiénico. Cuando los va a tomar la mano del individuo lo interceptan y hace que Mikkel entorpezca su movimiento y tira los restos de papel higiénico al inodoro.
Ambos se miraron a los ojos y estaban a punto de resignarse cuando ingresó otra persona al baño secándose las manos con un pañuelo blanco de tela. Los dos entendieron enseguida la situación. Rápidamente giraron y disimularon estar usando los urinarios. El recién ingresado entró a uno de los privados. Por debajo de la puerta se podía ver sus mocasines impecablemente lustrados y su pantalón que estaba en sus tobillos dejaba ver el pañuelo blanco asomarse en su bolsillo.
Mikkel rápidamente se agacha y toma el pañuelo por debajo de la puerta. El hombre que estaba en el privado comenzó a gritar y a vestirse. Para ese entonces Mikkel ya había secado su rostro, sus manos y el pantalón arrojando el pañuelo al tacho de basura entonces se retiró del baño sin importarle la situación que había generado.
Ya en la mesa con Lilly la tranquilizó de que justo había recibido una llamada y había demorado un poco. Unos minutos más tarde la seguridad del restaurante sacaba a las otras dos personas del baño, al parecer el individuo del privado había pensado que había sido la otra persona y no Mikkel quien había robado su pañuelo. Mikkel disimulo agachado su cabeza cuando pasaron los otros dos hombres con los sujetos de la seguridad.
—Lilly lo que te quería decir era que te amo y quiero casarme con vos —le dijo Mikkel a Lilly mientras sacaba el anillo del estuche.
Lilly emocionada respondió que sí. Para celebrar pidieron una botella del vino más caro y unos platos de los más elaborados. Brindaron y la velada culminó.
Mikkel se paró de la mesa para pagar en la caja y cuando estaba sacando su billetera notó que tenía un pañuelo en el bolsillo de su pantalón.