Volvía de pedir la cuenta en la barra de la pizzeria, el bullicio a esa hora era normal, la muchachachada salía de los pubs y bailes directo a comer pizza y tal vez a beber la última de la noche. Esa pizzeria permanecía abierta las 24 horas, según dicen nunca ha cerrado desde que abrió sus puertas por primera vez. Ella estaba dormida con su cabeza apoyada en sus brazos y sus brazos apoyados en la mesa. Observándola camino a la mesa de pronto sintió que el ruido había desaparecido, esa era la paz que ella le transmitía. Se volvía natural, era ella dejándose ser. Cada gesto y cada comentario eran sus impulsos más naturales. Las golondrinas emigrando, la lluvia cayendo, los grillos cantando o un volcán en erupción. Impulsos naturales, su electricidad fluyendo a puro sentir y todo eso pasaba cuando estában juntos. En ese momento él no lo sabía, todo seguía una corriente que no mostraba ninguna posibilidad de cuestionar o pensar justamente todo eso que pasaba. Simplemente pasaba y nadie lo sabía. Era como el apostrofo de "Levi's", está ahí y nadie lo cuestiona y queda magnífico, esos impulsos naturales simplemente pasaban. Una vez leí sobre dos personas que se hablaban siempre y hablaban de todo sin decir nada pero detrás de todo ese palabrerío se decían "te quiero y me preocupo por vos" y ninguno de los dos lo sabía, o lo sabían y preferían no decirlo, quién quiere saber cómo se encuentra el gato dentro de la caja? Se acercó a la mesa para avisarle que era hora de irse, el sol ya estaba pleno y los rostros de la muchachada presente dejaban ver lo que había sido la noche. Cuando le tocó el hombro para despertarla se derribó una máxima sobre la paz. Por lo general romper con la paz significa generar un conflicto, lo contrario a la paz. En este caso la paz que le transmitía su soñar se rompió develando unos ojos de pronto perdidos que se encontraron cuando lo vieron, unos ojos que recién volvían de soñar y se abrieron justo delante de él y pudo ver el universo. Esa ruptura de la paz era como "el amor después del amor" pero no era amor, es el concepto de algo elevado al cuadrado, era la paz transformada en algo mucho mejor, en ese momento algo nuevo se creaba en el universo. Pero él no lo sabía, no sabía del gato y mucho menos de la caja, lo sentía pero no tenía palabra, era algo nuevo en el universo, algo que se creaba cuando estaban juntos, abstracto y químico a la vez, rozando lo metafísico. No lo sabía pero cuando lo supo, supo que eso que sentía existía desde el origen del universo y tal vez es esa fuerza elemental la que los tiene unidos, ese cúmulo de energía que se creó en el big bang manifestándose en ellos dos, tal vez su propósito sea esa interacción ancestral que por antigua y poderosa es tan sencilla y natural.
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