viernes, 24 de julio de 2020

ASILO

Las nubes poco a poco ocultan el cielo como poco a poco se empañan los vidrios de la habitación, las estrellas se van borrando, su brillo va desapareciendo, el reloj sigue girando y la hora se aproxima. La negrura se sobrepone al azul del cielo que ahora solamente podemos imaginar. En la oscuridad de la habitación dos cuerpos bailan una danza de enredos y desenredos, de transformaciones. Una briza sacude las nubes y deja asomar la luna que espectadora del momento suspira en el cielo deseosa mientras su reflejo entra por la ventana iluminando los cuerpos como si de una obra se tratará donde el escenario es la cama y el teatro es la habitación. La rama de un árbol se mueve y su sombra acaricia sus cuerpos y recuerda que muchas cosas no son estáticas. La briza cesó y las nubes ponen el fin, un telón gris de nostalgia y despedida tapa la luna devolviendole el momento a la oscuridad, terminando un ciclo, empezando otro. El reloj marcó la hora de marcharse.


Con las nubes se fue
Me acompañó en la tormenta
Fue calor en el frío


Rojo
Lentes
Gris
Tu pelo
Perro chico
A los hombros

Puerta
Cocina
Heladera
Me dejaste pasar
Sommier sin patas
Tacho de basura
Sillón lleno de ropa

Libros
Ducha
Dicha
Mensaje
Masaje
La excusa

El cansancio
Una guitarra
La música
El deseo
Motivos

La soledad
El miedo
Lo estático
Las voces
Las preguntas
Las respuestas
¿Dónde están?

Y los otros
Diferentes
Mismas ecuaciones
En la vereda del frente

Los árboles
Los pájaros
Las sombras
El viento
El campo
Las arañas
Las piedras
La noche
Las estrellas
Los grillos
El gallo
El sol
El café
El cigarro

El sexo
La cama
El sexo
La ducha
El sexo
El cigarro
El cenicero
El adiós

Y lo siguiente es el comienzo 

Daba vueltas en la cama, de un lado a otro, a veces quitaba algún mechón de su pelo de su cara, pero esa no era la razón por la cual no podía dormir.

Cuando estamos perdidos dando vueltas de acá para allá y nos cansamos y necesitamos parar, algunas veces paramos en lugares equivocados en la necesidad de descansar y poco nos importan las razones por las cuales nos fuimos, pero es un lugar conocido. No es resignación. Es practicidad. Es buscar un asilo momentáneo. Una noche de descanso de este viaje de soledad en una cápsula de mentiras y de despreocupaciones.

 

Giró hacia el lado de la pared, tomó el celular que se encontraba conectado al cargador, busco el contacto prohibido y escribió:


—¿hola, estás?

Inspirado en la canción Asilo de Jorge Drexler. Pero en la versión con Mon Laferte pero en la parte que ella canta y toca su barriga 

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