No está bien, está sufriendo, de noche llora y no puede dormir. Hace más de un año que no puede dormir bien. Durante ese tiempo a intentado restablecerse pero realmente no recuerda cuándo fue la última vez que se sintió bien, como para tener una referencia de un punto de inicio.
A veces se pregunta hasta cuando va a durar ese estado y la verdad es que le asusta la respuesta. Ha escuchado personas decir que dura toda la vida y que hay momentos buenos pero que siempre uno termina sintiéndose mal.
Es como tener un huésped en la mente. Como un tumor sentimental. Hay momentos en los que se encuentra tranquilo y no molesta pero son muy pocos. Cuando se activa es un eclipse. Es una tormenta. Tiene fuerza natural y dominio de todo el organismo.
"Para que te vas a levantar? No tiene sentido. No vas a dormir hoy, ni mañana, ni pasado, tal vez nunca. Bueno ya sabes que tenes que hacer para que esto termine. Recuerda que vos tenes la potestad de ponerle fin. "
Cuenta que ese huésped es muy irónico y que eso le da miedo. Qué le parece graciosa la situación. Lo daña desde las ideas. Lo confunde. Lo marea y lo tumba. Y se queda en el sillón horas y horas mirando la pared preguntándose hasta cuando va a durar.
Hay días en los que intenta ser positivo, limpia un poco. Cocina, come y el día parece ser un día de esos que tiene el resto de las personas. Pero cuando hay calma, silencio y oscuridad puede oír a su huésped hablarle y preguntarle cosas.
Siempre está molestándolo. No puede hacer otra cosa que aceptarlo, acurrucarse y hacerse lo más chiquito posible hasta que se calle, hasta que se calme y lo deje en paz.
Demora pero al final se calma pero el pobre queda en un estado de nervios que lo deja letárgico. Llora, tiembla, se araña, fuma y así es como la va llevando. Tiene esperanzas porque recuerda que fue fuerte. Recuerda que alguna vez lo fue o se creía fuerte.
Ahora no se lo puede ni imaginar. Está débil y está triste. Yo lo veo y parece que tiene un plan o que está esperando una ayuda divina o alguien que lo sacuda cuando su huésped le empiece a hablar.
Es la impresión que me da cuando se sienta, con esa mirada de convencimiento y proyectiva, en la mesa del rincón mirando a la ventana. Es la única mesa que no tiene luz. Siempre pide lo mismo, whisky con hielo, toma bastante y me preocupa.
Esa mesa es de él. Nadie la ocupa porque tiene una pata floja y la mesa se mueve pero a él no parece importarle, no le importa. Está pensando en otro lugar en otro tiempo. Me parece que no está acá. Parece un holograma.
Cuando lo conocí ya estaba roto pero era joven y tenía un deje de luz en su presencia aunque siempre rodeado de una penumbra grisácea.
Ahora los espejos lo castigan y la postura le cambia. Solamente espero que me pague lo que me debe. Después que haga con su vida lo que quiera. Bah, si eso es vida.
----Un reloj de arena que se gira justo antes de terminar---
Consciencia enfermiza empotrada en la vigilia
Retumbante calvario
De la oscuridad tomando forma
Aferrándose a la vaga existencia
En una simbiosis de pieles desgarradas
Sombras vaporizadas incorporándose en el cuerpo
Cuestionan los pasos
Las huellas que quedan en el barro
De ese pantano mugriento que es atravesado
Es un vacío estruendoso
Es una oscuridad espesa
El aire tiene el peso de los pasos que se han dado
Descalzo pisando un suelo hostil
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